jueves, 19 de noviembre de 2009

Tungsteno


Si hay algo que me encanta de su manera de ser, es la sonrisa simpaticona y picarona que pone después de hacer una de sus costumbres de saltar a la gente.

Cada que veo esa sonrisa que me emboba, siento que me derrito, mi pulso se acelera, me falta el aire, me pongo roja, me siento un poco mareada y sale una inevitable sonrisa que ilumina mi cara.

Ver su piel blanca, su pelo castaño callendo sobre sus hombros y sus lentes. La forma en que se para frente a la portería y la forma en que se pone alerta cuando el balón se acerca y el modo en que su ceño se frunce cuando le meten gol.

Cada que me asomo por la ventana y está ahí, me siento completamente extasiada y me sucede lo que escribí arriba.

Cada que se para, con las manos en la cintura y parece pollo, me vuelvo mas y mas loca por el.

Lástima, hasta ahora es solo un sueño.

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