domingo, 17 de abril de 2011

Re-encontrandome con mis demonios, Parte I

La taza se enfrió.
¡Carajo! Pensó, mientras ponía a hervir otra vez agua en el usado pozillo amarillo pollo.
Mientras esperaba a que el agua estuviese desinfectada, su mente comenzó a volar, lejos, muy lejos de su casa. Tengo demasiadas cosas en la mente, debo relajarme, dejarme ir...

Por su mente pasan mil imágenes por segundo, ella logra identificar unas cuantas, en la que está disfrazada de Tatiana con su prima, a los 4 años; el día que su primo se abrió la boca jugando con ella; cuando otro primo le arrancó un diente; cuando en la escuela, se peleó con su mejor amiga, y a los 3 minutos ya eran amigas de nuevo; tantas y tantas imágenes pasaban por su mente, que no sabía que podría hacer con ellas.

Después de un rato en que todo dejó de avanzar, - así como en el Submarino Amarillo, cuando llegan a la parte donde se hacen chiquitos y luego grandotes- Se dió cuenta que en una esquinita había una pequeña puerta verde. Verde, como la que de muy pequeña quería que uniesen su closet y el de sus papás, donde pasaba aventuras interminables; ¡debo ver que hay detrás de la puerta!. y corrió mentalmente hasta ahí.
(sigue en un momento)

lunes, 11 de abril de 2011

una nueva historia


Los días han pasado. Este retortijon que siento cada que me ves, se hace mayor. Mencionas a tu esposa, mi ser se hace pequeñito, mi cerebro se bloquea, y comienzo a volar; cada vez más lejos. He caído innumerables veces en la fantasía que tuve toda mi secundaria, de estar con aquel famosísimo Ruffus, quien me sacaba el alma, cada que me veía. Muchas otras, he comenzado a pensar que tal vez lo que me pasa contigo es un simple crush que pasará tan rápido como comenzó, pero no parece ser eso.
Simplemente siento que la manera en que me he estado fijando en cada movimiento que haces, cada ademán, cada respuesta mamona que tuviste hacia alguien que en algún momento de tu pasado te trató de pendejear, cada mirada y cada plática; es de cierto modo especial, que nunca había pasado, y que nunca se repetirá.

Al fin de cuentas, sé que puedo soñar tanto como se me antoje. Estás fuera de mi camino, es y será imposible que me peles.
Tal vez debo volver a mis traumas anteriores.

Tal vez no