No, bueno- te dije sonriendo. Ese era un día normal en mi vida, bueno, tal vez no tanto pues fue el día en que cumplí 15 años.
Todo había comenzado perfecto, me refiero a que no había tenido ningún problema, hasta ese momento, el momento en que el individuo que me revuelve el cerebro, que hace que me ponga roja, que hace que no pueda respirar bien; esa persona que hace que no pueda comer en su presencia, que me revuelve el estómago y que hace que me sienta tan rara como nunca me había sentido.
El punto es que estabamos jugando todos boliche, iba masomenos bien y entonces sucedió, volteé y estabas parado ahí, buscando a alguien que conocieras, a alguien como yo. Corrí a saludarte, me diste una bolsita con unos regalillos y mientras, yo estaba como en otro mundo, lejos, muy lejos de ahí. Desde ese momento, mi capacidad de juego diminuyó casi al maximo, pues no podía poner una sola bola en donde debía ir, me pusiste TAN nerviosa, que apenas y podía hablar.
Hubo un momento que capturó toda mi atención, y fue cuando, entre bobada y bobada, comenzamos a chocar las manos asi porque sí; cuando tu las chocabas a todas, agarrabas la mía y seguías adelante. no sé como le haces, y espero nunca saberlo, pero me tienes colgando de ti como nunca había estado suspendida de alguien. Neta me haces sentir muy especial, y siento que enserio te amo.
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